La legión invencible (She wore a Yellow Ribbon, 1949) de John Ford

 





La legión invencible (She wore a Yellow Ribbon, 1949) de John Ford


He tenido la oportunidad de volver a ver La legión invencible de John Ford. Y me he quedado sorprendido con esta película. No la recordaba tan buena. Es cine en estado puro. Solamente escuchar esa magnífica canción en los títulos de crédito, ya le predispone a uno para el disfrute. Una película mucho mas intimista que otras obras de Ford, aunque, si se miran con la óptica adecuada, en todos los títulos del maestro adquieren una importancia capital la humanidad, la familia, los afectos y la amistad. 

En esta ocasión el sencillo, que no simple, argumento se centra en los últimos días de servicio de un Capitán de Caballería antes de su jubilación, en una de esas películas donde parece que no ocurre nada pero, en realidad, es la vida misma la que queda retratada delante de nuestros ojos. Es el arte de hacer sencillo lo complicado.





Siempre he puesto en valor el extraordinario actor que fue John Wayne. Y La legión invencible es un claro ejemplo de esto que digo. Wayne compone uno de esos personajes que se quedan en la memoria del espectador. Y está acompañado por los nombres habituales en el cine de Ford. Mención especial merece, en mi opinión, Victor McLaglen, que está inmenso en ese papel cómico de borrachín y que otorga un poco de humor y ligereza a un historia que, por otra parte, es más bien triste y sombría. La soledad, la vejez, el sentido del deber o el paso del tiempo son algunos de los temas planteados de forma magistral por Ford en esta película. 

Solo una cosa más. La legión invencible es, en el fondo, un alegato por la paz y contra la guerra. Una frase sentencia esta afirmación. La pronuncia el Capitán Nathan (John Wayne) en su conversación con el jefe indio: "Somos viejos para hacer la guerra, pero podemos impedirla"

Sería bueno repasar el cine de John Ford con un poco de detenimiento para desmontar mucho de los clichés y juicios incorrectos sobre su ideario y mentalidad que históricamente se le han venido atribuyendo. Y esta es una buena excusa para volver a disfrutar a lo grande con su obra. Películas inmensas, inabarcables y rebosantes de belleza, arte, inteligencia, emoción y sensibilidad. 





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