Cafarnaúm es una de las experiencias cinematográficas más poderosas que he vivido delante de una pantalla. Una película que hace doler el corazón. Y hasta el alma, me atrevería a decir.
Un descenso a los infiernos de la desigualdades, la pobreza extrema, la droga, el mercadeo de personas y todo tipo de situaciones que no hacen sino evidenciar lo injusta que es la vida. Una historia dura y sin concesiones. Pero que, como contrapartida, nos ofrece una ternura y una humanidad desarmantes.
Todo ello contado a través de una habilidad narrativa brillante, y con una puesta en escena "invisible" que, después de intentar analizarla con detenimiento, no sé si se debe al talento de Nadine Labaki, o está motivada por la fuerza y el magnetismo insondables de lo que se nos cuenta, que nos atrapa de tal manera desde los primeros fotogramas, que no nos acordamos siquiera de intentar descifrar como diantre se ha filmado esta joya. Me gustaría destacar también que se nos presenta de esa labor impagable, y nunca lo suficientemente reconocida, que realizan las ONGS.
Una película imprescindible que, después de mucha tristeza y amargura, nos deja una ventana abierta a la esperanza y el optimismo, a través de un plano con una de las sonrisas mas estimulantes y luminosas que jamás se han rodado en el cine.
Cafarnaúm debería ser de visión obligatoria para todo el mundo. Al menos, para que tomáramos conciencia de lo afortunados que somos.
El hombre de Boston
Comentarios
Publicar un comentario